Un día más en el increíble torbellino que es Paris Fashion Week. Hoy conocimos grandes propuestas de la mano de legendarias casas de moda, cada una llena de creatividad y audacia.
París siempre ha sido una ciudad caracterizada por su innovación, su visión hacia el futuro y su estilo atemporal. En el ámbito de la moda ha sido igual, los diseñadores que lo hacen en la ciudad están destinados a triunfar en todo el mundo. París es una ciudad de estilo y lujo, es el lugar para ser diseñador de moda. Esta es la razón por la que la Paris Fashion Week se considera la semana de la moda por excelencia, y por lo que en algún momento cualquier diseñador quiere exhibir sus colecciones durante la misma.
Estas últimas semanas hemos estado conociendo las colecciones Fall 22 de algunos de los mejores diseñadores durante la última edición de Paris Fashion Week. Y hoy conocimos varias colecciones que hablan del futuro de la moda, desde dos perspectivas diferentes, pero ambas conformadas por prendas bellamente elaboradas.
Lanvin
El nombre de Lanvin en el mundo de la moda es sinónimo de elegancia y lujo. Podríamos decir que muchas marcas poseen este mismo derecho, pero su fundadora Jeanne Lanvin en los años 20 era la firma favorita para vestir a las mujeres más influyentes de la década, desde actrices hasta realeza. Sus diseños poseen una modernidad que logró cautivar la sociedad, convirtiendo cada una de sus prendas en testamentos de estilo y sofisticación. Para la diseñadora la inspiración provenía de todos lados. Principalmente de su hija – Marguerite – cuya relación fue el cataclismo para convertirla en la maison de modas que es hoy, pero también encontraba inspiración en el arte, sus viajes y la sociedad en la que vivía.
La firma hoy se considera una de las más románticas y femeninas que existe, colecciones llenas de elementos que nos otorgan esa estética en donde las prendas contienen una finura y delicadeza. Desde el 2019 Bruno Sialelli ha estado a cargo de darle dirección y crear cada una de las colecciones de la firma francesa, quien desde su primera colección (Fall 19) nos dejó claro que Lanvin estaba encaminada hacia un futuro brillante. Durante Paris Fashion Week logramos conocer la colección Fall 22 de Lanvin, donde Sialelli se inspiró en los códigos de la maison para diseñar cada una de las prendas que vimos en la presentación digital. El pasado renace en forma de estampados inspirados en el movimiento Art Déco, las figuras geométricas crean hermosos patrones de intrincados jacquard y abalorios entretejidos en lujosas telas. La paleta de colores denota opulencia, gracias a los tonos gemas como el zafiro, el rubí, el ámbar o el turquesa, creando la ilusión de que cada look es una pieza brillante de un cofre del tesoro.



Prendas de día como los trajes de sastrería dejan atrás la connotación masculina gracias a la feminidad y sensualidad que les infunde el azul zafiro, jumpsuits en tono nude con hombreras que acentúan la silueta, jerseys de punto en color amarillo combinados con abrigo azul marino y pantalones capri amarillo pálido con lentejuelas; allanan el camino hacia ropa de noche más lujosa. Vemos siluetas inspiradas en la década de 1920, como vestidos con paillettes bordadas en patrones inspirados en el antiguo Egipto, vestidos ajustados con estampado de flores en seda arrugada y vestidos largos transparentes de encaje con falda XL.
Una hermosa colección que fue un homenaje a la esencia de Jeanne Lanvin, su pasión por la arquitectura, la hermosa cultura del antiguo Egipto y el mundo del arte. Todos estos elementos chocan en prendas llenas de una belleza etérea. Bruno Sialelli ha diseñado un cosmos lleno de misticismo y espejismo, que crea una estética a la vez antigua y futurista, pero para el presente. Cada prenda posee ese mismo espíritu de elevar algo tan común como un vestido a un nivel de sofisticación máximo, la colección Fall 22 de Lanvin logra transformar lo cotidiano en una fantasía surrealista.
Andreas Kronthaler for Vivienne Westwood
La diseñadora inglesa es un ícono de rebeldía y audacia. Mucho ha transcurrido desde la apertura de su primera boutique en 430 Kings Road, ese pequeño local se convirtió en la meca de los jóvenes rebeldes y la cultura punk. Pero ya han pasado más de cinco décadas desde ese momento y Vivienne Westwood ha madurado, aprendido y crecido no solo en lo personal sino en su manera de diseñar, pero eso no significa que haya perdido su espíritu rebelde, de luchar por las buenas causas y estética provocadora. Hasta la fecha en sus colecciones vemos esos elementos que se han convertido en parte de su ADN, como la bandera británica, el estampado tartán y los kilts escoceses. Vivienne Westwood es una de las figuras más importantes de la moda inglesa, sigue siendo el bastión de las generaciones jóvenes que buscan crear un cambio en el mundo.
En 1989 Andreas Kronthaler se incorporó a la firma de la diseñadora inglesa, y desde entonces ha formado parte esencial del equipo creativo. Fue en 2016 que la firma se rebautizó bajo el nombre Andreas Kronthaler for Vivienne Westwood, un movimiento que más allá de cambiar el rumbo de la marca reafirmó su espíritu indomable. Las colecciones de esta dupla creativa, Westwood – Kronthaler, van más allá de presentar un desfile de hermosos atuendos. Cada colección es una carta de protesta en contra del cambio climático y otros problemas sociales. Ambos diseñadores han sido muy francos sobre su activismo, algo que han sabido incorporar a cada una de sus colecciones. En las prendas de Fall 22 continúan con su filosofía a través del uso de materiales sostenibles y conscientes. Encontramos camisetas de algodón orgánico, capas, chaquetas, faldas y pantalones de poliéster reciclado, y vestidos, camisas y playeras con capucha de viscosa FSC.



Las colecciones de la firma normalmente son una oda a sí mismas, Westwood normalmente busca inspiración dentro de su misma historia y legado. Normalmente vemos referencias a prendas y siluetas de la misma marca, encontramos aquellos atuendos con inspiración en la moda escocesa, vestidos con inspiración victoriana y estampados estrambóticos. Las pasarelas de la marca siempre han tenido ese dramatismo puro, en donde los espectadores son transportados a universos alternos. De hecho, el estilismo de cada una de las colecciones pareciera reflejar una estética que parece salir de una película postapocalíptica en donde la ropa funciona como armadura y protección en contra de las extremas temperaturas y climas del exterior. Una estética que se podría pensar es de un futuro distante, pero que peligrosamente está cada vez más cerca. Y es que ese es el objetivo de los diseñadores crear conciencia en los espectadores y los consumidores. Para ellos la ropa es una herramienta que debe de iniciar una conversación y fomentar un cambio.
Si analizamos las prendas de la colección podemos ver una mezcla de piezas del universo del athleisure fusionadas con una estética más medieval – textiles asemejan la antigua ropa de cota de malla – y una estética nómada y bohemia con aires de la cultura gitana. Esta mezcla de diferentes elementos genera una estética diferente, algo nuevo, pero a la vez no extraño para aquellos que hemos sido fanáticos de Westwood desde hace algunos ayeres. Cada uno de los atuendos de la firma podría parecer que es poco funcional para el día a día, pero si prestamos atención cada una de las prendas de los looks por separado se convierte en hermosas piezas que puedes llevar y combinar con tu guardarropa actual.
Andreas Kronthaler y Vivienne Westwood continúan siendo los rebeldes de la industria, dos figuras que logran una colección llena de prendas que dan de qué hablar. Sus diseños siguen provocando, generando controversia y enamorando a aquellos con un alma rebelde.
XO
Sira